Los años pasan, pero seguimos siendo fieles. Tras un año de ausencia, este no se nos escapaba.
Como era domingo, plan dominguero. Quedamos tarde para desayunar tranquilamente, y sobre las 12 empezamos a subir. El camino, el de siempre. El ritmo, adecuado, casi rápido. Pronto llegamos a nuestro gran temor, la pared de 8-9 metros. Antes de empezar a subir, damos una vuelta y encontramos una posible vía alternativa, que David se encarga de probar. En efecto, es más sencilla y pronto estamos ahí. Fotos de rigor y para abajo.
Una vez en la pared de todos los años, decidimos afrontar nuestros temores y subir. Por segunda vez, llegamos a la cima. Esta vez somos más rápidos en bajar, el aire pega fuerte. Una vez abajo, decidimos hacer un triplete subiendo el Arromendi, lo que nos lleva 10 minutos cresteando junto a una cerca de espino. Llegamos, foto y para abajo, que ya tenemos ganas de txistorra. Bajamos rápido al coche, y de ahí a Iroz. A comer lechuga y txistorra, sin tenedores y con sorpresa. David (que nos cuida mucho) nos ha traído una botella de vino blanco. Así que, como gente mayor y seria que somos, brindamos por todos los años que nos quedan de venir.
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