miércoles, 22 de diciembre de 2010

Alkurrutz (Parte I) Odisea para llegar

05-XII-2010

8.30 de la mañana. El día amanece gris y lluvioso, pero no permitimos que eso nos enfríe el ánimo. Nuestro objetivo, ver y tocar nieve ascendiendo el Autza, en las cercanías de Elitzondo. Antes de lanzarnos a la carretera, paramos en el emblemático asador Gau Txori para cargar las pilas con un desayuno a base de la famosa txistorra de Zubiri.
Allí el camarero amablemente nos avisa de que el puerto está cerrado por la nieve y que lo mejor que podemos hacer es volver a Arre y coger la carretera correcta hacia Oronotz. Pero total, ya que estamos ahí, pos tiramos pa’ alante, animados por los grandes éxitos Moulinex, disco recopilatorio más que recomendable. Llegamos a la parte baja del puerto y descubrimos con euforia que está abierto, así que contentos comenzamos la lenta ascensión. Pero, cuando estamos ya en la parte alta del puerto… La carretera llena de hielo y nieve. Imposible pasar. Enfilamos el camino de la derrota y hasta Arre para coger la Na-121 dirección Francia.
Cuando tomamos el camino correcto ya llevamos 60 km, pero intentamos hacer como que no nos damos cuenta. Pasamos Oronoz, pasamos Elizondo, en busca del desvío que nos indica el libro pero que no llega nunca. El tiempo va pasando y seguimos encerrados en el coche. A los lados de la carretera vemos montes nevados que nos parecen bastante apetecibles, pero aguantamos con nuestra idea original de conquistar el Autza. La carretera nos deja en un pueblo que parece un gran centro comercial, ya que está lleno de tiendas y parkings con coches de matrícula francesa. Avanzamos un poco y vemos que los carteles están en francés, resulta que nos encontramos en Dantxarinea. Preguntamos por el Autza a un lugareño que nos mira con la misma cara que si le preguntamos por el Teide. “Lejos” responde. Una vez más, media vuelta y hacia atrás.

En cuanto cogemos el camino de vuelta vemos un cartel que nos señala un cruce hacia Urdax, y no lo dudamos y entramos. Sólo queremos bajarnos del coche. Al llegar al pueblo vemos un panel informativo con una ruta para ascender otro de los montes que aparecen en el libro que nos guía. Casi 2 horas después de salir, parece que por fin podemos echarnos a andar, cuando justo aparece un todoterreno verde del que se bajan 3 guardias civiles con cara de mala leche con escopetazas de más de 1 metro de largo. Muy cordialmente nos piden los DNIs y registran la guantera, y nos dejan refugiarnos de la lluvia dentro del coche (¿para que no lo hiciésemos explotar? ¿para que no huyésemos?). Después de comprobar que no somos delincuentes sino alegres mendizales en busca de emociones, se marchan.
A lo lejos vemos un atractivo pico de forma piramidal y cubierto de nieve, y decidimos que, sea cual sea, vamos a subirlo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Presentación

Corría el año 2009. Dos jóvenes partieron de Atarrabia después de haber disfrutado del desayuno de rigor que tradicionalmente acompañaba a sus salidas al monte. El sol brillaba y ninguna nube osaba atentar contra su reinado, la temperatura era propicia y se presentaba una jornada agradable para disfrutar de la naturaleza. Aquellos jóvenes desconocían que al retornar a sus casas esa misma tarde, además de la fatiga y la satisfacción, traerían consigo algo inesperado; un sueño: Peña Antxoritz Mendi Taldea.
Este sueño ha sido, en parte, el impulsor de las “ascensiones” que hemos ido realizando desde aquel 4 de enero. Fruto también del esfuerzo onírico en el que nos hayamos inmersos ha surgido este blog, en el cual iremos volcando cada una de nuestras experiencias de cara a que sea un instrumento útil para otros mendizales y sea testigo de nuestra trayectoria.
Como podréis comprobar se trata de acometidas humildes, pero de las cuales disfrutamos enormemente. Se otean en el horizonte cimas de mayor dificultad que pasean por nuestras mentes desde hace algún tiempo, iremos afrontándolas a su debido tiempo.
Por último y para concluir esta presentación resta decir que este Mendi Taldea surge en el seno de un grupo de amigos que aprovecha la montaña como marco incomparable para estrechar sus lazos, conocerse a uno mismo y a los demás, valorar la naturaleza y practicar este deporte tan singular.